Al comienzo del salmo se dice que es un
«cántico gradual» o «canción de las subidas»
en peregrinación a Jerusalén y a su Templo. La Biblia de
Jerusalén da a este salmo el título de Con espíritu de
infancia. El alma en paz se abandona a Dios, sin inquietud ni
ambición. La misma confianza filial se pide a todo el pueblo de Dios (v.
3).- Para Nácar-Colunga el título de este salmo es
Confesión de humildad. Humillado ante Dios, el salmista
confía en Él e invita a Israel a la misma confianza. De un modo
delicadísimo se exalta el espíritu de «infancia
espiritual». En todo se ve la providencia divina y por eso nada turba al
alma.- «Confianza filial en Dios. Afrontamos la vida con realismo, porque
Dios nuestro Padre nos sale al encuentro a través de personas,
acontecimientos y cosas. No hay que buscarle en otro sitio fuera de la realidad
tal como es. Es la actitud filial de humildad y de mansedumbre, a la que nos
invita Cristo (Mt 11,29). Es la infancia espiritual o el hacerse como
niños (Mt 18,3)» (J. Esquerda Bifet).
No hay comentarios:
Publicar un comentario